Seguimos con el paseo, viendo por el suelo multitud de plumas, huesos probablemente de algun ternero o cordero del que algún depredador ha dado buena cuenta, y unas preciosas pinturas rupestres de finales del siglo XX o principios del XXI.
Una vez finalizada la visita, nos dimos otra vuelta de curvitas y tal por los pueblos de los alrededores, incluida una parada en una hermita con una fuente preciosa integrada en un pequeño parque, con un montón de árboles a los cuales nos abrazamos como nos dijeron nuestras guias, para que nos transmitieran su energia positiva. A todo esto, no dejabamos de jugar al "te la llevas" con nuestro joven porschista Pablo (al final me la llevé yo a casa).
Antes de regresar a Baltanás, hicimos una parada en Antigüedad para ver el monumento homenaje a los hermanos Martín Campos, pioneros de la aviación de combate de este pais. Un precioso McDonnell Douglas F-4 Phantom II cedido por el ejército del aire a esta localidad palentina. Joer... lo que tiene que gastar un chisme de estos... uuuuffff....
Después de todo esto, y regresando a nuestro punto de partida, nos enseñaron las típicas bodegas baltanasiegas, sitas en dos cerros. 350 nos dijeron que habia censadas (o como se diga), y en una de las cuales, propiedad de Marta, una de nuestras guias, nos fué ofrecido un estupendo refrigerio compuesto de un buen embutido, unas tortillas españolas (mmmmm.... que tortillas Mariiii....) tomatito autóctono de la huerta de Mari y, como no, un extraordinario queso puro de oveja de Baltanás (junto con el de Idiazabal, lo mejor que probé nunca), todo esto regado con un vino hecho y embotellado en esa misma bodega y con cocacola envasada no se donde. Vamos, UN VERDADERO LUJO.
Y después de este gran coñazo, por el cual os pido disculpas, solo me queda agradecer la organización estupenda (como siempre) de Victor, aunque Jose y yo nos empeñemos en tomar desvios con los que no cuenta,

, a Jose todas las explicaciones que nos regala sobre el mundo del motor (tema que sacamos en cuanto podemos) y que es un privilegio escuchar y disfrutar, y a Mari y Marta, nuestras estupendas y amabiliiiiiiisimas guias del Museo de Cerrato, por el exquisito trato que nos proporcionan siempre

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Y ya me callo de una vez.
The end.