Esto es algo que desde luego no ocurre todos los días. Os cuento. Me llama un dia mi buen amigo Txema, de Madrid ( que digo amigo, si es casi como mi hermano, porque las que hemos preparado juntos por ahí…) y me dice que un vecino suyo va a vender un Seat 127 en un estado de conservación excepcional para los 30 años que tiene el coche. Como una vez hablamos de que el primer coche en casa fue uno de estos, y que algún día me gustaría hacerme con uno, se acordó de mi, y me llamó.
-Carlos, cómpralo que el coche está muy bien conservado. Uno como este, no lo vas a volver a encontrar así como así. Y lleva encima cerca de 1.000 euros de la última puesta a punto que le hizo el hombre hace poco más de un mes. Ya verás la factura.
-Joder Txema, pero comprar un coche sin yo verlo antes… no se.
-A mi vecino lo echan del garaje la semana que viene, y si no lo pillas tú, tiene un puñado de novias detrás. De hecho, lo tenía medio apalabrado, pero como yo le he hecho muchos favores, le he dicho que era para un buen amigo mío, que lo va a cuidar muy bien, y el hombre no se lo ha pensado. Dice que para ti, pero tiene que ser ya. Y encima te regala otro igual para piezas.
-Joooooder, sin verlo antes… en fin, ya sabes que basta que me lo digas tu que el coche está bien para que este sábado me coja el bus y me plante en Madrid. Apalábraselo y el finde bajo.
Así lo hice. Lo saqué del garaje el sábado por la noche, por lo que no pude apreciar el estado del coche, pero el domingo por la mañana me encontré con lo que estáis viendo. Un Seat 127 LS matriculado en Marzo del 77, con motor 903 cc. creo que 40 cv. y 143.560 kms reales.
Así que después de desayunar, revisamos los niveles y fuimos los dos a echar gasofa antes de emprender viaje con él de vuelta a Bilbao (bueno, yo vivo al lado, como el chiste). En la gasolinera vino la primera sorpresa. La pistola saltó cuando iban 19 litros.
-Carlos, cada día estás más tonto. Ya no sabes ni poner caldo. No haces más que saltar la pistola.
-Esto no da más de si. Creo que está lleno.
-Anda, trae la llave que voy a ver lo que marca el testigo… joder esta lleno !!!!
Pues si. El deposito tiene 20 litros más la reserva, que serán 3 o 4 litros más. Y tras pagar al gasolinero, que estaba flipando con el cochecito y la capacidad del deposito, nos despedimos, y comenzó un viajecito de 385 kms hasta casa con el puerto de Somosierra por delante, con tráfico del siglo XXI, coches del siglo XXI y un coche de 30 años genuinamente “made in Spain”.
Me acomodé lo mejor que pude el respaldo reclinable (un extra de la época, si si un extra reflejado en la factura original de compra, que el buén señor también me dio), regulé el minúsculo espejo de la puerta izquierda y…”Mamma mia” pensé. “Voy a llegar el año que viene, si no me pasa por encima antes un bus o un camión”.
Los que me conocéis, sabéis que no es que destaque precisamente por mi altura, pero entre un volante demasiado horizontal y unos pedales excesivamente juntos y desplazados a la derecha, no auguraban un viaje lleno de comodidades. Así que arranqué y la verdad es que poco a poco me fui acomodando en aquel habitáculo, donde la puerta izquierda la tenia debajo del sobaco, el pie izquierdo no sabia donde meterlo, porque al lado del embrague hay un voluminoso paso de rueda, y cada vez que metía segunda, me atizaba un palancazo en la rodilla derecha.
Salí por la M-40 entre la mirada sorprendida de nostálgicos domingueros y chavalines sonrientes con cierta sorna de ver semejante artefacto circulando por una carretera, para terminar enfilando la salida de la N-I rumbo al norte. No había pasado aún de 80-85 kms/hora porque sería la pera ver un 127 por el tercer carril de la M-40 adelantando Mercedes, BMW´s y Audis a todo trapo y no era plan de que la guardia Civil me parase pensando que dentro iba un lolailo con los Chunguitos cantando “Amor de madre” a todo meter.
Asi que cuando el tráfico se despejó un poco, aceleré la marcha… 100… 105… 110… “y no se ha escapado aún ningún pistón corriendo”. Llegué a ponerlo a 140 de marcador por un instante, pero parecía que el carburador iba a salir cantando por “soleares” y las válvulas se iban a ir por peteneras, por no mencionar el terremoto sísmico que sacudía la carrocería “Aquí pierdo ahora el capó y me llevan al trullo de cabeza” pensé. Y eso que su anterior propietario me dijo que llegaba a 160 sin problemas. Con la estabilidad que tiene el bote este, desde luego es para pensárselo. De un sistema de suspensión diseñado hace casi medio siglo y unas ruedas 135-70-13 es como para ir hasta casa tirando tramos. En fin, “no comment”
Tras circular unas decenas de kilómetros, ví que lo más lógico era llevarlo entre 100-120 de velocidad, pero… y Somosierra ?? Me “jartaría” de pegar palancazos ?? Me daría un camión un empujoncito extra para llegar antes a casa ?? Pillará el Coyote algún dia al Correcaminos ?? Con este mar de incertidumbre comencé a subir y… ni palancazos, ni recalentones, ni abuelitas en bicicleta adelantandome… el coche subió entre 95 y 100 !!!
Alucinante !!! Incluso adelanté subiendo a una fragoneta de moros que pusieron cara de haber visto al mismísimo Alá cuando los pasé. El resto del viaje fue mas o menos lo mismo… subiditas, bajaditas… domingueros que iban a 80, y cuando les adelantaba, me pegaban después una lijada del 15 por haber osado adelantar a su coche ultra-moderno de 45.000 euros, niños que se giraban en el asiento de atrás y se quedaban mirando como las vacas al tren, o señoras copilotas que retorcían el pescuezo como la niña del exorcista (por feas, por como iban pintarrajeadas y por la cara de bobaliconas que ponían) ante la visión de un automóvil del siglo pasado.
Pero… y los 20 litros de gsaofa? Viendo las tonterías del personal, me había olvidado del combustible. “Ondia… he pasado Burgos y todavía me queda un cuarto. No, si al final tanto TDi, tanto variocam y tanta gaita, y resulta que con este me voy hasta casa casa con 22 euros” Casi casi. En el desfiladero de donde hacen los panes torcidos… Pancorbo, me tocó parar a repostar. Cara de póquer de la señora gasolinera cuando llego.
-Huy, el R-21 y el 127 son los únicos coches que conozco en cuanto los veo.
En fin, tras cambiar impresiones en el tiempo que tardan en entrar 20 litros en el deposito, osea, “na”, me escapo de allí y de mientras saco el consumo. 6,2 litros/100 km. Teniendo en cuenta el viajecito de sube-baja desde Madrid, y que me lo he traído el último rato sin bajar de 110-120, creo que no está nada mal.
Enfilo Altube para abajo… el radar del km 32 ?? jejeje, con este coche no tengo problema. Bajando y pasarlo de 120 es una osadía. Aparte de la ya mencionada estabilidad, se puede añadir el problema de cómo pararlo si abusamos un poco del pedal del freno. Ya llego al peaje de casa… y nueva sonrisita de la peajera cuando me toca pagar. Parece que el coche cae simpático, porque ya circulando por el casco urbano hasta el garaje, veo por el retrovisor que más de uno se gira.
“No, si voy a vender el Porsche, porque parece que este gusta más”. Por fin entro en el garaje de casa. Teniendo en cuenta que salí a las 11:10 de Madrid y entré en el garaje a las 15:20 y que paré 10 minutillos a repostar, pues eché 4 horejas y 10 minutejos en cubrir 385 kms. Mejor de lo que yo me pensaba.
Bueno, al final me he estirado un poco escribiendo, pero creo que la aventurilla ha merecido la pena, porque viajes de estos no se hace uno todos los días. Espero que por lo menos os haya gustado. Y gracias por leerlo todo.